martes, 24 de enero de 2012

Peque.

¿Qué nos queda de la vida si no es la vida?

Todavía lo recuerdo, llegue a la casa, era de tarde, yo muy joven, un niño que como siempre pasaba sus días solo en casa, con padres que se ocupaban de trabajar para proveer a la familia.

Era un día un caluroso, como siempre en todo el sur del estado, había rumores de que el tío Gil donaría una mascota para los pequeños niños Guadarrama Álvarez, una pequeña perrita, una bola de pelo pintado por el gris del tizne que por temporadas cae en el pueblo, los hijos del tío Gil le llamaban "chapis", pero la más grande de los hermanos Guadarrama le llamo PEQUE.

El día que abrí la puerta del patio trasero y la vi, comiendo croquetas con leche, recuerdo que me encontraba entre el cuarto y quinto año de primaria, mis ojos brillaron, tenía una nueva compañerita con la cual jugaría. Desde un principio se adapto a la casa, la sintió suya, y así era... la casa se convirtió en su hogar, por más de 14 años.

Ella era mi mascota, nuestra mascota, ella que cada que sonaba el timbre gritaba, en verdad que fue la guardiana de la casa, ella, la peque, la que trotaba en cadencia de tres pasos-brinco (de la pata trasera izquierda)-tres pasos, ella que se acercaba y se volteaba de panza para que le rascases todo el día, ella que se escondía bajo el reclinable, ella que tenía su rincón al lado izquierdo del escritorio de la computadora, ella que a hurtadillas metía a dormir a mi cama.

Ella, la peque, la que un día llego pintada de gris por el del tizne 
que por temporadas cae en el pueblo.

D. E. P. 



martes, 10 de enero de 2012

Eduardo Jair Guadarrama Álvarez

Soy más de dos nombres,
soy el sonido y la luz de las 12 de la noche,
un lente de 50mm,
soy el café de las 6 de la tarde,
blanco y negro,
el chocolate de mañana,
soy el desgaste de mi abuela,
su memoria que termina,
soy del rancho de Guerrero,
mi padre a los 8, trabajando en el campo,
soy los desvelos de mi madre,
soy el malhumor del bisabuelo,
soy el trabajo de mi abuelo,
soy el frío de la ciudad,
soy la violencia de un país podrido,
soy la enfermedad de Ernesto,
de ambos Ernestos,
soy un emigrante del pueblo,
soy las olas que rompen en la barra,
el hombre de Veracruz,
la sal del mar,
soy el sol que se pone al final del día,
el que se oculta detrás del mar.